24 noviembre 2012

Mi derecho a decidir




























Francisco Mata lleva viviendo en Cataluña 46 años. Y desde desde hace seis reside junto a su mujer y sus dos hijos en Els Hostalets de Balenyà, un pueblo de la comarca barcelonesa de Osona.

Como muchos ciudadanos en toda España, cuando la selección española de fútbol ganó la Eurocopa del 2008 puso la bandera de su país en la fachada de su casa y ahí la ha tenido desde entonces.

Pero hace unos días el cartero le ha dejado una carta anónima que decía lo siguiente:


"A la atención del irresponsable de la familia de la avenida Osona, 4B. 

Ante la persistencia en mantener colgado este trapo sucio en la fachada de tu hogar, y ante el mal olor que desprende -porque se parece más a las bragas de tu puta madre [sic]-, te invitamos amablemente a tirarlo a la basura, que es donde debería estar. Lo contrario sería buscarte problemas a lo tonto, sin ningún beneficio particular, y que pueden acarrearte muchos problemas personales y familiares. 

Nunca se sabe lo que puede ocurrirte el día menos pensado y cuando menos te lo esperas. Si te sientes desplazado, vete a tu puto país, muerto de hambre. De momento, ya te mandamos a tomar por culo, maricón, y nos volvemos a cagar en tu puta madre y en todos tus muertos. 

Saludos cordiales, y nos vemos por el vecindario".









Yo no soy catalán pero Cataluña también es mi casa. Porque he vivido allí, porque tengo amigos allí y porque Cataluña es parte de mi país, España. Así que yo también tengo derecho a decidir sobre el futuro de Cataluña.










Porque no quiero retroceder al siglo pasado. No podría vivir otra vez en un país de súbditos en el que los intolerantes amigos del poder político acosan a los que no piensan como ellos, a quienes consideran sus enemigos. 

Yo quiero seguir viviendo en un país como la España que estamos construyendo desde hace 35 años. Un país que, con sus defectos (que los tiene y muchos), fomente que sus ciudadanos sean libres e iguales ante la Ley, vivan donde vivan, voten a quien voten y hablen el idioma que hablen. Un país con una bandera que debe verse como lo que es, el símbolo constitucional de la libertad, de la justicia, de la igualdad y del pluralismo político (
artículo 1.1 de la Constitución).








Que la bandera de España sea ultrajada (ver el final del vídeo anterior), al igual que hace más de 35 años ocurrió con la señera de Cataluña, es señal inequívoca de que, antes o después, muchos ciudadanos como Francisco Mata, o como ese padre y esos niños del vídeo anterior, serán acosados para convertirse en súbditos.





19/05/1939 Desfile de la victoria










































Por todo lo anterior, y porque me ampara el artículo 1.2 de la Constitución para ser un ciudadano, no un simple súbdito sin derecho a decidir mi futuro y el de mi país, quiero ejercer mi derecho a decidir el futuro de España (y parece que no soy el único)

Porque no es posible separar el futuro de Cataluña del futuro de España.  

Y porque, ¿con qué argumentos democráticos se puede defender la idea de que para decidir el futuro de Cataluña y, por tanto, el futuro de España, son más importantes los derechos de 2 M de catalanes que votan a partidos nacionalistas (incluidos los votantes de ICV-EUiA) que los derechos de 19 M de españoles que votan a partidos no nacionalistas (no incluidos los votantes de IU)





"Lo que solicitan los separatistas no es el derecho a decidir que ya tienen, sino la anulación del derecho a decidir que tienen los demás"  F. Savater







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