13 noviembre 2017

La tercera España se ha levantado


"Me temo que lo peor aún no ha pasado. Me temo que el golpe triunfará a partir del 1 de octubre, cuando la democracia se declare en tregua frente a los golpistas. Sí, me temo lo peor. Porque es la hora de Churchill y en mi entorno no veo más que pequeños chamberlaines."
Rosa Díez González



Lo peor está pasando. Lamentablemente, el temor de Rosa Díez no era infundado y la democracia se nos escapa de las manos mientras el Estado de Derecho que debe sustentarla asegurando el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular está en tregua frente a los golpistas. Esta es la dura realidad tan difícil de aceptar en estos tristes y oscuros días de la Historia de España.

¿Les parece un análisis pesimista? El tiempo lo dirá. Les aseguro que hace un par de semanas, cuando escribí este artículo, era totalmente realista. Ayer lo volví a leer y, tras observar algunas referencias temporales algo desfasadas (muchas y muy importantes noticias han sucedido estas dos semanas), decidí actualizarlo. Más adelante contaré lo que ocurrió entonces. Mientras, les invito a seguir leyendo el artículo original.

Rara vez las cosas suceden de repente, como por generación espontánea. Tampoco ahora. Desde que el día 26 de septiembre de 2012 Artur Mas anunciara en el Parlament su voluntad inequívoca de llevar a cabo el primer referéndum ilegal para la autodeterminación de Cataluña hasta que se realizó el 9 de noviembre de 2014, el Estado de Derecho ha permitido que los golpistas desafíen la ley. Y no sólo eso, el Gobierno de España lo ha negociado con ellos.

Así tenemos que, ocho meses antes del segundo referéndum ilegal para la autodeterminación de Cataluña, Enric Millo, el Delegado del Gobierno de España en Cataluña, reconoció otra negociación entre el Estado español y los golpistas que gobiernan la Generalidad de Cataluña.

Y negociación tras negociación llegamos al malhadado 1 de octubre de 2017, día en el que, minutos después dlas 20:00 h., hora de cierre de las mesas electorales del segundo referéndum ilegal para la autodeterminación de Cataluña permitido por el presidente del gobierno de España, el propio Mariano Rajoy señaló la responsabilidad de "los líderes de la Generalitat" y, acto seguido, les ofreció diálogo

La respuesta de Puigdemont al ofrecimiento de Rajoy se produjo poco después y consistió en anunciar el paso siguientela declaración de independencia de Cataluña.

Desconozco si también en esta ocasión miembros del Gobierno de España han dialogado y acordado con los golpistas, pero lo cierto es que el 10 de octubre Rajoy permitó la declaración de independencia de Cataluña. Una declaración que, como es bien sabido, se produjo y hasta se firmó.

No hay que olvidar que Rajoy permitió la declaración de independencia a pesar de que José Manuel Maza, el Fiscal General del Estado, había confirmado dos semanas antes que se daban las condiciones legales para detener a Puigdemont. Por cierto, al hilo de ese 'mensaje a navegantes' de Maza, hay que destacar el hecho de que al suspender la independencia tras proclamarla, Puigdemont minimizó el riesgo de 'violencia y grandes tumultos', algo que de suceder tendría como consecuencia que el 'Molt Honorable President' incurriera en un delito de rebelión penado con hasta 25 años de cárcel. 

En cualquier caso, las únicas actuaciones que Rajoy ha decidido contra los golpistas han sido dos. La primera, enviar a Cataluña, varios días antes del 1 de octubre, a la policía y a la guardia civil. Eso sí, fueron enviadas con una difícilmente explicable falta de previsión y a unas arriesgadas operaciones que se agravaron con la previsible actuación de los mozos de escuadra. Esas condiciones de trabajo provocaron situaciones perfectamente aprovechadas por los golpistas para su propaganda victimista. Situaciones a las que incluso se sumó el propio Millo pidiendo disculpas en TV3.

La segunda de las actuaciones de Rajoy contra los golpistas ha sido un requerimiento al Gobierno de la Generalidad de Cataluña para que "confirme si ha declarado la independencia de Cataluña". La clave de dicho requerimiento ha sido el amplio plazo dado para su respuesta. O mejor dicho, los amplios plazos. 

En efecto, en dicho requerimiento Rajoy le da al Molt Honorable President un primer plazo de cinco días (desde el miércoles 11 hasta el lunes 16 a las 10:00 horas), y un segundo plazo de tres días que acaba mañana jueves 19 a las 10:00 horas, para, en su caso, proponer al Senado "la adopción de las medidas necesarias para el cumplimiento por parte de la Comunidad Autónoma de sus obligaciones constitucionales y para la protección del interés general, al amparo de lo dispuesto en el artículo 155 de la Constitución española para restaurar el orden constitucional y estatutario vulnerado."

hoy es el día en el que los españoles nos encontramos con que el Presidente del gobierno de España no solo ha evitado instar a la Fiscalía a actuar contra el máximo responsable de los golpistas, querellarse contra Puigdemont (como ha hecho Vox), no solo ha evitado aplicar con diligencia el artículo 155 de la Constitución, regalando unos plazos incomprensiblemente largos sino que, para colmo de males, desde el Gobierno de España se transmite la información de que, tras reunirse ayer con Pedro Sánchez y hoy con Albert Rivera, Rajoy abortaría la aplicación del artículo 155 si Puigdemont convoca elecciones en Cataluña.

Llegados a este punto hago el segundo y último paréntesis en el artículo original e introduzco la actualización de hechos que comienza con esta demoledora portada del ABC,un complemento muy eficaz de la noticia enlazada al final del párrafo anterior. 

Al día siguiente, el viernes 20, se celebró la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias con la presencia de los presidentes del Parlamento, del Consejo y de la Comisión Europea. Un acto con una belleza y una altura extraordinarias en el que el Rey de España pronunció un memorable discurso, especialmente importante en su última parte (ir a min. 01:47:00 del vídeo) y aún más, si cabe, en estas palabras.

Y fue, precisamente, en el consejo de ministros celebrado unas horas después, la mañana del sábado 21, cuando Rajoy dio a conocer el documento de medidas para la aplicación del artículo 155 de la Constitución que días más tarde se llevaría al Senado para su aprobación y posterior aplicación tras su publicación en el BOE. En dicho documento se plantean medidas tan necesarias como el control de los miembros de la policía de la Generalidad (Mossos d'Esquadra), así como medidas para "garantizar la transmisión de una información veraz, objetiva y equilibrada ..." en el ámbito del servicio público autonómico de comunicación audiovisual (TV3, Catalunya Radio...). 

En cualquier caso, es importante señalar que todas esas medidas están sometidas a revisión ("El gobierno podría anticipar el cese de estas medidas si cesasen las cusas que lo motivan") y que tienen una duración determinada ("se mantendrán vigentes y serán de aplicación hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno de la Generalitat resultante de la celebración de las correspondientes elecciones al Parlamento de Cataluña"). 

Conviene recordar que ese mismo sábado 21 desde medios cercanos al gobierno se trasladó la idea de que las elecciones catalanas se celebrarían en seis meses. Muchos españoles estábamos contentos.

No obstante, el viernes 27, pocas horas después de la aprobación en el Parlamento de Cataluña de la resolución para declarar la independenciaRajoy anunció la disolución del Parlamento de Cataluña y la convocatoria de las elecciones catalanas para el día 21 de diciembre. Desconozco si Rajoy y Puigdemont estuvieron a punto de llegar a un acuerdo, tal y como se comentó en algunos medios, pero lo cierto es que en sólo una semana ya se hablaba de un 155 light.

También desconozco hasta qué punto lo sucedido esos días afectó a la gente de la calle pero lo cierto es que el domingo 29 volvieron a manifestarse más de un millón de españoles no independentistas en Barcelona. Es cierto, los catalanes no independentistas ya no se callan ni se esconden.

Cierto es también que anteayer la juez Carmen Lamela envió a la cárcel a Oriol Junqueras y a ocho exconsejeros de la Generalidad acusados de rebelión y que ayer emitió una orden internacional de busca, captura y prisión de Puigdemont. Pero no es menos cierto que estas medidas son provisionales y que no les impedirán ser candidatos a las elecciones catalanas aun siendo condenados en firme.

Lo que también es cierto es que, pese a todo lo señalado anteriormente, desde el gobierno y desde Ciudadanos siguen, como antes de estas últimas dos semanas, hablando de reformar la Constitución sin respetar la voluntad mayoritaria de los españoles.

Así que hoy, sábado 4 de octubre, al actualizar este artículo he comprendido que pese a mi impresión al inicio de esta actualización, quizá influenciado por el efecto psicológico de las recientes noticias de las detenciones de los golpistas, mi conclusión no varía sustancialmente. Y esta no es otra (y con esto finalizo la actualización continuando con el artículo original tras este párrafo) que Rajoy, que sigue sin ser Churchil, busca otro nacionalista con quien pactar en Cataluña y, con el apoyo de los pequeños Chamberlaines Sánchez y Rivera, ha permitido y permite por acción u omisión que el Estado de Derecho que debe asegurar el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular esté en tregua frente a los golpistas. Sí, en una especie de tregua autoajustable en función de la fuerza del viento popular.

Pues bien, a pesar de la gravedad de la situación, afirmo con la convicción que me da lo que veo, que, parafraseando a Aristóteles, la esperanza es el sueño de una nación despierta. Y España está muy despierta. 

No hay más que ver la creciente presencia de banderas en nuestras casas y en nuestras calles para comprobar lo despierta que está España. No hay más que recordar lo que sucedió el pasado día 3 de octubre, dos días después de que millones de españoles comprobaran apesadumbrados cómo el presidente del Gobierno de España ofreció diálogo a los golpistas tras la celebración de un referéndum ilegal que no impidió, y vieran cómo minutos después el presidente de la Generalidad de Cataluña, como máximo responsable de los golpistas anunciara la declaración de independencia de Cataluña. Ese histórico día millones de españoles libres y decentes se vieron reconfortados con la nítida imagen de un Jefe de Estado ejemplar y recuperaron la esperanza al escuchar las más que necesarias palabras de Felipe de Borbón y Grecia, y mensajes tan cruciales como este:  

"Ante esta situación de extrema gravedad que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña basado en la Constitución y en su Estatuto de autonomía."


Imprescindible fue también el mensaje del Rey a los catalanes preocupados e inquietos con "la conducta de las autoridades autonómicas". Ese "No están solos ni lo estarán" fue tan necesario como emocionante. Y lo fue para ellos pero también para millones de compatriotas suyos que estuvieron muy bien representados por los miles de asistentes a la gran manifestación celebrada cuatro días después en Madrid y, especialmente, por el millón de ciudadanos que participaron en la histórica manifestación de Barcelona (ver imagen anterior) celebrada al día siguiente de la de Madrid, en la que brilló con luz propia el discurso de Mario Vargas Llosa.

Como tantas otras veces ha ocurrido en la historia de España, se acercan días de enfrentamiento entre españoles. Y esta dura realidad me ha hecho recordar estas palabras del historiador Joaquín Riera sobre su libro "La Guerra Civil y la Tercera España":

"Los españoles no quisieron la guerra y la mayoría constituyó la denominada 'tercera España' mientras que unas minorías extremas empujaron hasta el sangriento conflicto." 

Riera afirma que la Guerra Civil no ha sido una excepción en la historia y que "como en todas las guerras, la mayor parte de la gente no la quiso" aunque, curiosamente, "esa mayoría ha sido borrada por la historiografía".

Lo que veo en estos "muy graves momentos para nuestra vida democrática", tal y como los describió el Rey de España en su histórico discurso, es que ha emergido una mayoría silenciosa que es mucho más que eso. Es la tercera España de hombres cabales señalada por Rosa Díez tan molesta para los enemigos de la libertad, los farsantes y los traidores que tanto abundan en nuestro país. Es la tercera España que quienes controlan el presente quieren borrar del pasado (ya no se habla del discurso de Felipe VI ni de la manifestación de Barcelona) para poder seguir controlando el futuro

Como escribió Neruda, podrán cortar las flores pero no podrán detener la primavera. Y no podrán detener la nueva primavera de la democracia en España porque los españoles hemos aprendido que nuestra única esperanza somos nosotros mismos. Porque ya sabemos que, como tantas otras veces, intentarán aburrirnos, desesperarnos, confundirnos, chantajearnos... Pero no podrán porque hemos abierto los ojos y somos y seremos cada vez más en la calle para obligarles a obedecernos. 

Porque somos y seremos, al fin, la nación despierta de españoles cabales, libres y decentes que se ha levantado para defender lo que nos une: el sueño de la España constitucional. 

¡¡¡Viva la Libertad!!! ¡¡¡Viva la Constitución!!! ¡¡¡Viva España!!!






03 octubre 2017

Dar la cara por la Constitución es la mejor manera de defender a España




















"Siempre es el momento apropiado para hacer lo que es correcto."
Martin Luther King




Para no ser hijo del pasado comencé a escribir con seudónimo. Para ser padre del futuro empiezo a dar la cara por la Constitución. Mi nombre es XXXXXXXXXXXX. Soy el editor de este blog.

No ha sido una decisión fácil. Ahí van mis razones.

Seis años de vida le quedaban a Francisco Franco Bahamonde cuando Don José Espinosa, el maestro, me hacía cantar el 'Cara al sol' cada mañana antes de entrar a clase de 2º de EGB en la escuela parroquial del barrio cartagenero de Los Dolores. Con siete años de edad, eso era el franquismo para mí. Bueno, eso y la palmeta de madera de Don José.

Afortunadamente, el siguiente curso comenzó su actividad el colegio de los Salesianos. Allí no había palmetas y además estaba Don (José) Miguel Burgui Ongay, el cura que me hizo creer en Dios. Nunca olvidaré aquellas clases de Religión en las que hacíamos cosas tan poco franquistas como ver y escuchar Jesus Christ Superstar.

Una fría mañana de noviembre al llegar al colegio me dijeron que no había clase porque había muerto Franco. Unos niños me explicaron que ahora iban a mandar unos seres malignos que tenían cuernos y rabo: los comunistas. Recuerdo también la proclamación de Juan Carlos de Borbón en la televisión de casa, sobre todo porque mi madre me dijo muy seria: "Atiende que esto que está pasando es muy importante."

18 años tenía el 23 de febrero de 1981. Estudiaba en casa aquella tarde cuando decidí hacer un descanso y poner la radio del cuarto de estar para interesarme por la votación de la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo como presidente del Gobierno. Estaba de pié junto al transistor cuando sonaron los disparos. Mi preocupación inicial por los diputados se transformó en indignación por la situación política al escuchar el bando de Milán del Bosch. Pero lo que más me impresionó aquella noche fueron las palabras de mi abuelo. Él, que tampoco era de derechas, me levantó la voz como nunca había hecho antes y como nunca volvió a hacer después y me dijo: "Tú lo que tienes que hacer es callarte porque yo he visto matar a gente por mucho menos de lo que estás diciendo."

Un año después me convertí en uno de los 10 millones de españoles que votó al PSOE de Felipe González. Sin embargo, dos años más tarde, cuando empezó lo de la OTAN, perdí el interés por la política. 

Habían pasado 17 años de mi frustrante experiencia política con el PSOE cuando, en 1999, descubrí a través de internet a la gente libre, decente y valiente de Basta Ya. Una cosa llevó a la otra y me reenganché con la UPYD de Rosa Díez, partido al que he votado hasta el año pasado.

Precisamente un año antes, en 1998, compartiendo mesa con diez o doce peregrinos vascos, catalanes, madrileños y del resto de España que hacíamos el Camino de Santiago, en un pequeño restaurante de Larrasoaña, un pueblo del pirineo navarro, fue cuando comprobé, de alguna forma, lo que es dar la cara por la democracia frente a sus enemigos. En este caso, se trataba de una peregrina 'abertzale' que se empeñó en contarnos lo 'activos' que eran en Hernani. Ya llevaba más de un par de minutos de 'mitin' cuando, al ver que los demás callaban y miraban hacia abajo, le espeté con tanta indignación como firmeza: ¿Quieres hablar de política? Si quieres hablamos de política... Lo que más me llamó la atención no fue que ella acabara con el mitin haciendo caso a los consejos de sus amigas. Tampoco que dejara de intentarlo en posteriores encuentros. Lo que más me sorprendió fue la reacción de los demás: excepto un catalán, todos me felicitaron.

Cuatro años más tarde, ETA pactó con la ERC de Carod Rovira una tregua en Cataluña como parte de una estrategia común entre separatistas vascos y catalanes para "hacer crujir el caduco entramado del marco institucional y político impuesto."








13 años después del acuerdo de Carod Rovira con ETA, 'el marco institucional y político' al que se refería en su comunicado la organización terrorista y nacionalista vasca está más cerca que nunca de romper debido a la situación existente tras la celebración anteayer del segundo referéndum ilegal para la autodeterminación de Cataluña.

En efecto, el régimen del 78 (así llaman los golpistas y quienes no condenan los asesinatos de ETA a la democracia construida con los pilares de la Constitución) está más amenazado que nunca. Mucho más que tras el 23 de febrero de 1981.

España está tan amenazada que cuando Puigdemont anunció anteayer la declaración de independencia tras los ilegítimos resultados del referéndum ilegal, se confirmó el ataque directo a cuatro pilares de nuestra democracia: los cuatro primeros artículos de la Constitución.

Y cuando Rajoy reconoció, también anteayer, que Puigdemont y cía "han pretendido liquidar los derechos de los españoles con la violación de la ley" pero les siguió ofreciendo diálogo, se confirmó la rendición incondicional del Estado de derecho.

Desconozco qué harán el gobierno de Rajoy y la oposición de Sánchez y Rivera. Tampoco se lo que hará Iglesias, aunque me importa poco ya que muy probablemente seguirá intentando manipular diciendo defender nuestros derechos mientras apoya a los golpistas que quieren liquidarlos

Pero lo que es evidente es que si continúa este teatro suicida en el que se ha convertido la política en España, quienes peor lo vamos a pasar seremos los espectadores. Así que a los españoles no nos queda otra que dejar de mirar la función y salir a escena a cambiar el guión.

Porque si estamos donde estamos es gracias a lo que han hecho los golpistas pero también a lo que Rajoyapoyado por Sánchez y Riveraha dejado de hacer. Y eso es tan cierto como que los tres, Rajoy, Sánchez y Rivera, sólo dejarán de ser parte del problema y empezarán a ser parte de la solución cuando los españoles salgamos a la calle a obligarles a tomar las medidas necesarias para que sea real, efectiva y total la aplicación del artículo 155 de la Constitución

Me juego mucho pero hago lo que es correcto. No puedo dejar que pase más tiempo sin dar la cara por el futuro de mis hijas. Quizás no pueda evitar que los enemigos de la democracia la sigan amenazando y que ellas tengan que ponerse enfrente para defenderla. Pero tendré la conciencia tranquila de haber hecho lo que estaba en mi mano para que no vivan en una España sin libertad.

Los españoles libres y decentes nos jugamos mucho. Es hora de salir a dar la cara por la Constitución. Es hora de defender a España.




(Inicio actualización 12/10/2017) 





"Ante esta situación de extrema gravedad que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña basado en la Constitución y en su Estatuto de autonomía."


S.M. el Rey de España








¡¡¡Viva la Libertad!!! ¡¡¡Visca Catalunya!!! ¡¡¡Viva España!!! 



(Fin actualización 12/10/2017) 



"Procuremos más ser padres de nuestro provenir que hijos de nuestro pasado."
Miguel de Unamuno






23 septiembre 2017

España somos todos
























La Fundación para la Defensa de la Nación Española, DENAES, ha convocado concentraciones frente a los ayuntamientos de todo el país para el sábado 30 de septiembre, víspera del referéndum ilegal, con el lema "España somos todos" y el comunicado siguiente:


"Es la hora de que se escuche a la España silenciosa. La España que soporta, con su trabajo y esfuerzo, los desmanes, corrupciones y torpezas de la política. La que tantas veces es ignorada desde las administraciones porque no es amiga de tumultos ni de alborotos.

Ante la situación que los sediciosos golpistas están provocando en Cataluña, -creando la discordia entre compatriotas e incluso entre familias-, y en defensa de los catalanes, y del resto de españoles que ven amenazada su nación, sus derechos y su propia convivencia, se hace tristemente necesario responder en las calles y las plazas de toda la nación.

Convocamos a esa España silenciosa el sábado 30 de septiembre a las 12 horas, frente a los ayuntamientos de todos los pueblos de nuestro país. Y lo hacemos pidiendo que se aparque cualquier símbolo de partido, bajo el único símbolo que nos une a todos, que no es ni de izquierdas ni de derechas, el de la patria común e indivisible: La bandera de España. La misma con la que salimos a celebrar un triunfo deportivo, sea cual sea. La misma que cubre los féretros de nuestros soldados cuando mueren tras ser enviados a escenarios de riesgo. La misma que tantos hemos jurado defender.

En defensa de nuestra convivencia histórica, pero también de nuestros derechos de ciudadanía y de nuestro futuro. Habla, España, habla."





21 septiembre 2017

Dos historias de amistad y baloncesto


















Amo este juego. No encuentro mejor forma de expresar lo que siento por el baloncesto que el famoso lema de la NBA, la liga de baloncesto profesional que se disputa en Estados Unidos desde 1946.

Recuerdo muy bien cómo empezó todo. Tenía 8 años aquel octubre de 1970. Primer curso de Salesianos Cartagena. Mis compañeros y yo estrenábamos colegio y unas instalaciones deportivas más que decentes para la época y el lugar. Al principio sólo había balones de fútbol. Jugaba de defensa sin mucho entusiasmo. Era el más alto de la clase. Un día apareció un balón de baloncesto. Creo que nunca habíamos visto ninguno. Nadie le hizo caso. Lo cogí y me fui a las canastas de minibasket. Me gustó.

Casi siempre jugaba solo. De hecho, aprendí mirando 'en blanco y negro' al Real Madrid de los Cabrera, Corbalán, Bravender, Luyk... Empecé a jugar de alero (ahora se dice 'de 3') en el equipo del colegio. Después en el Instituto, en categoría regional... En fin, me divertí e hice amigos.

Amo el baloncesto porque es una combinación perfecta de fuerza, habilidad, velocidad, inteligencia y trabajo en equipo. Sin embargo, lo que más me atrae de este maravilloso deporte es el tipo de relaciones que se crean entre los miembros de un buen equipo. Los que han jugado algunos años creo que saben a qué me refiero. Para el resto intentaré explicarme. 

En un equipo de baloncesto hay 12 jugadores como máximo. Cinco forman el quinteto inicial y los otros siete son los suplentes. Esta norma obliga a que 12 personas, cada uno de su padre y de su madre, interaccionen muy estrechamente durante dos o tres horas en cada uno de los tres o cuatro entrenamientos semanales y cada partido de fin de semana a lo largo de varias temporadas. Evidentemente, por muy buenos jugadores que tenga un equipo, o se llevan bien y se acoplan o nunca llegarán a ser un buen equipo. Pero cuando eso sucede, cuando hay un buen grupo de buenos jugadores con 'buen rollo' entre ellos, los egos son más fácilmente controlables y se generan unas relaciones de complicidad muy especiales que, en muchos casos, acaban en verdaderas relaciones de amistad.






El baloncesto nació en Estados Unidos y es allí donde están los mejores equipos del mundo. Pero desde los 80 los americanos tienen en Europa una competencia muy seria. Los primeros europeos que amenazaron la hegemonía de los americanos de la NBA en el baloncesto mundial jugaban en el equipo nacional de la Yugoslavia de Petrovic y Divac.

El vídeo anterior incluye un gran documental sobre la historia de amistad y baloncesto entre Vlade Divac y Dražen Petrović. Fue una amistad truncada por la guerra en la antigua Yugoslavia. Divac intentó retomarla pero la muerte de Petrović a los 28 años en accidente de tráfico lo impidió definitivamente.






Los europeos que actualmente amenazan la hegemonía de los americanos de la NBA en el baloncesto mundial juegan en el equipo nacional de la España de Pau Gasol. 

El vídeo anterior muestra un documental con la trayectoria de este legendario equipo hasta 2014. No incluye, por tanto, la medalla de oro en el Eurobasket de 2015 ni la emocionante despedida de la semana pasada a su capitán, Juan Carlos Navarro, con una merecida medalla de bronce en este Eurobasket.  

Son tantas y tan grandes las alegrías que me ha dado este equipo desde aquel inolvidable campeonato mundial en Japón que no podía dejar de agradecerlas de corazón. Y he querido hacerlo recordando estas dos historias de amistad y baloncesto de dos legendarios equipos pertenecientes a dos países con sus similitudes y sus diferencias. Y he querido agradecerlo, sobre todo, expresando mi profundo deseo de que, a pesar de la actual situación política en España, una de las diferencias entre ambas historias sea el final. 





03 agosto 2017

¿Es usted el chivo expiatorio de su familia?































"En lugar de proyectar su violencia hacia el exterior contra un chivo expiatorio, deberían nombrar y confrontar honestamente la disfunción existente dentro de ellos mismos."




Los narcisistas son maestros de la proyección. Nadie los supera cuando tratan de señalar a una persona, no para reconocerla tal y como es, sino para etiquetarla como ellos quisieran que fuera. Por eso cuando un padre o una madre narcisista ve a un hijo o a una hija es capaz de ver muchas cosas: un ser moldeable (o un obstáculo) para sus aspiraciones de poder, un portador de incómodos sentimientos y de engorrosas necesidades... En definitiva, muchas veces verá contrariedades difíciles de gestionar y limitaciones indeseables, pero en pocas ocasiones contemplará a su hijo como la persona completa que realmente es.

En una familia gobernada por un padre o una madre narcisista los roles disfuncionales son la norma y el(la) narcisista ejerce de productor(a), director(a) y agente de casting de la película familiar. Esos roles son asignados a cada hijo antes de que haya madurado lo suficiente como para que pueda resistirse y así, los personajes de la película familiar, crecen sin dificultades ante la ausencia de referencias 'cinematográficas' distintas que les distraigan de la correcta interpretación de sus papeles. 

Es muy usual que un padre o una madre narcisista tenga a un hijo (o hija) a quien sólo reconoce pequeños defectos sin importancia, al tiempo que exista otro(a) al que señale significativos defectos 'cruciales' para la familia. Después decidirá (inconscientemente) qué papel asignará a cada hijo y evaluará sus opciones preguntándose ¿Cuál de mis hijos es el más sensible? ¿Qué hijo me recuerda más a mi madre con la que tenía problemas o a algo de mí que no acepto? ¿Cuál me exige más, ya sea por su voluntad o por sus circunstancias? ¿Qué hijo es más infeliz por las situaciones que creo? ¿Cuál es más rebelde, sincero, abierto vulnerable? En resumen: ¿Quién me molesta más? 

Ese hijo será el chivo expiatorio de su familia. 

En efecto, el miembro elegido es una persona sensible y empática que, con un destacado sentido de la honestidad y de la justicia, se niega a aceptar las disfunciones de su familia. Esa negativa le crea problemas con la madre o con el padre que, sin embargo, no se ensaña con él por ello sino porque le recuerda, bien algunos aspectos propios que no le gustan, o bien a un familiar con el que tiene conflictos no resueltos.

En cualquier caso, al chivo expiatorio se le cargará con la mayor parte de la culpabilidad, la vergüenza y la ira de la familia para que el resto de sus miembros puedan mantener sus roles disfuncionales con tranquilidad. Pero aunque él soporte más indirectas, reproches, acusaciones y traiciones que el resto de la familia, aunque, estoicamente, aguante el daño a su salud que le provoca la toxicidad generada por esa disfunción familiar, nunca será un hijo y un hermano suficientemente bueno y ellos, que apenas se verán afectados por esa disfunción, vivirán fácilmente con ella. 

Así es, el resto de la familia llevará esa disfunción muy cómodamente al sentirse exentos de cualquier responsabilidad y, por tanto, libres de la obligación moral de replantearse nada. De hecho, es común que los hermanos adopten una posición distante y que, sin darse cuenta, hagan lo posible para mantener el status quo creado por esa distribución de roles, y traten de reforzar la etiqueta de problemático de su hermano, el chivo expiatorio, cada vez que se les presente una oportunidad para hacerlo.

Por otro lado, como el padre o la madre narcisista no puede permitirse aceptar sus propios defectos intenta autoconvencerse de que hace lo correcto. Pero esa continua lucha interna de su personalidad tóxica le genera angustia y cuando esa angustia se transmite a la familia y sus hijos empiezan a tener problemas con ella, se ve obligada a elegir entre reconocer que está cometiendo errores que afectan negativamente a sus hijos o convencerse a sí misma (y a los demás) de que el origen de esos problemas no está en su interior. Y la segunda opción es la que los narcisistas eligen siempre. Sin excepción. Al culpar a otros se absuelven a sí mismos en sus mentes e intentan convencer(se) de que ellos no son los culpables de las disfunciones de su familia. Y eligen a quién culpar. 

Es el útil chivo expiatorio. Él es quien alivia la culpa, la vergüenza y los sentimientos de incomodidad del padre o de la madre narcisista y, en última instancia, de toda la familia disfuncional. Es su papel en la película el que facilita la negación de la triste realidad familiar. Él es el cubo de la basura de lo indeseable. Es el amortiguador de los golpes contra la dura realidad de que algo va mal en la familia. 

Los padres narcisistas enseñan a sus otros hijos a aceptar y apoyar la culpabilización del chivo expiatorio reafirmando (y recompensando) su percepción de que siempre que algo vaya mal será por culpa suya. Esos hijos se adaptan muy bien a estos roles y aprenden rápidamente que si no quieren responsabilizarse por algo tan solo tienen que recurrir al chivo expiatorio. Porque él nunca será escuchado con respeto y "su culpa" se aceptará sin duda alguna. Y una vez que los demás miembros de la familia han asumido e interiorizado esta situación se sienten con mayor libertad para, si lo necesitan, ahondar en las disfuncionalidades sin tener que asumir ninguna responsabilidad por sus consecuencias negativas. 

Una de esas consecuencias negativas es la forma en la que afectan las disfuncionalidades familiares al hijo elegido como chivo expiatorio. El tipo y alcance de los comportamientos provocados en él varía de una persona a otra. En algunos casos puede convertirse en alguien difícil con problemas de comportamiento o de manejo de sus emociones. En otros puede desarrollar trastornos depresivos o adictivos. Incluso la falta de aprobación familiar puede precipitar, en  algunos casos, trastornos de la personalidad. En la edad adulta, el chivo expiatorio puede llegar a caer en una inseguridad crónica en sus relaciones debido al sentimiento de traición sufrido en su familia. También puede convertirse en alguien extremadamente autocrítico. Y, finalmente, después de largos años de mensajes familiares tóxicos (traes problemas, haces daño, reaccionas mal, eres un exagerado, un paranoico, etc.) puede terminar convenciéndose de que no merece ser querido. 

El papel del chivo expiatorio es difícilmente soportable. La carga psicológica de ser acusado, una y otra vez, sin derecho a defensa, de ser culpable de los males de tu familia, es muy pesada. Antes o después él (ó ella) comprende que no puede ganar. Que no tiene sentido luchar para mejorar la opinión de su familia porque ellos no permitirán que eso suceda. Este es el momento de desesperanza en el que muchos chivos expiatorios comienzan a adoptar el papel de "oveja negra". Empiezan a darse cuenta de que sólo son premiados por su familia si reconocen 'sus fracasos'. Y al contrario, ven que cuanto mejor se comportan (o se desenvuelven) más severamente son oprimidos. Porque cuando un chivo expiatorio presenta un buen comportamiento o un correcto desempeño contradice la versión del padre o de la madre narcisista de que él es el culpable de los males de la familia y al contradecirlo amenaza su plan exculpatorio causándole tal desazón que sólo la idea de plantearse la posibilidad de considerar que su hijo no es el culpable de los males de la familia le resulta completamente intolerable. 

Finalmente, en un intento desesperado de detener la opresión paterna, el chivo expiatorio sucumbe al rol de oveja negra, perdedor, conflictivo o troublemaker. Y esta rendición aceptada, por supuesto, por el resto de la familia les da exactamente lo que su disfunción mental necesita: algo externo en donde puedan depositar sus culpas para continuar con la fantasía tranquilizante de que no es malo lo que hacen con su familia. 

Así los chivos expiatorios que se rindan y acepten su rol de oveja negra merecerán expresiones de apoyo e incluso "recompensa". Tanto es así que muchos reconocen que las únicas ocasiones en las que han sentido apoyo de su padre o de su madre sucedieron después de asumir las proyecciones paternas disfuncionales. Por eso, para aliviar la angustia causada por esos continuos reproches, el chivo expiatorio suele terminar cediendo y aceptando esa valoración paterna tóxica (por manipuladora) de culpable de los males de su familia. 

De esta forma los chivos expiatorios internalizan el mensaje de que son inherentemente disfuncionales o defectuosos, terminando por creer que esos defectos pueden verlos todas las personas con las que tienen contacto y que, antes o después, serán rechazados por ellas de la misma forma que por su familia. Y quedarán marcados. Y las señales de su inferioridad serán perfectamente visibles en su paso por la escuela, en el trabajo, con sus amistades y en sus relaciones de pareja. 

Por tanto, como el psique del chivo expiatorio está hundido por la carga constante y abrumadora de la inferioridad proyectada en él, su comportamiento, sus ademanes, sus hábitos, su forma de hablar e incluso su postura, mostrarán las señas inconfundibles de ser una víctima en ciernes. De una persona herida por la vergüenza y la culpa. De alguien que cuando adquiere la suficiente experiencia en su rol se convierte en el blanco perfecto para el maltrato. Porque, intuitivamente, él es consciente de que todo el mundo sabe que es un ingenuo, un incauto, un blanco fácil que no opondrá mucha resistencia. Un paria intimidado, un solitario marginado o un troublemaker a castigar. 

El chivo expiatorio de una familia disfuncional está acostumbrado a aceptar la culpa de los problemas que surjan en sus relaciones interpersonales porque ha sido condicionado diligentemente para que crea que si él pudiera cambiar, los retos y las dificultades de sus relaciones se esfumarían. Quizá por ello, y porque como única referencia para sus relaciones adultas sólo tiene los patrones de comportamiento de su familia, acepta a malos compañeros o colegas que, emocionalmente irresponsables, esperan que sus espaldas anchas carguen con las pesadas e incómodas obligaciones que les mandan y les obligan a asumir por principio que cualquier dificultad en el grupo es culpa de ellos. 

Es común que el chivo expiatorio adopte un papel similar en el trabajo. Tal y como los niños detectan fácilmente entre ellos un blanco vulnerable al que culpar o discriminar, los adultos hacen lo mismo. Así los chivos expiatorios están mal pagados y son más explotados que sus compañeros de trabajo. Son excluidos de los eventos de la oficina, culpados por los fracasos del departamento e ignorados cuando se trata de reconocer sus méritos con felicitaciones o ascensos. A pesar de que la calidad de su trabajo puede superar a la de muchos, es poco probable que sean seleccionados para participar en una presentación importante o para ser líderes de un equipo. Todo lo contrario, sus evaluaciones profesionales reflejarán que sus jefes les critican más severamente que a otros. En el mejor de los casos serán ignorados y, en el peor, despedidos. 

Y es que, como tantas veces, todo empieza en la infancia. Los niños que comienzan a ejercer de chivos expiatorios responden a situaciones creadas en las que no pueden ganar y desarrollan patrones de comportamiento destructivo, desafiante u ofensivo. Un comportamiento que a la edad adulta crea dificultades serias en el trabajo y en la comunidad en general. Los chivos expiatorios que se encuentran atrapados en el papel de "oveja negra" pueden llegar a sufrir reprimendas y despidos repetidos. Y si desarrollan el hábito de troblemaker, es más que probable que sus dificultades laborales y sociales tomen la forma de conflictos y ofensas relacionados con comportamientos rebeldes, improductivos o destructivos.

El chivo expiatorio rara vez encaja cómodamente en sociedad y, generalmente, es menospreciado o rechazado sin importar las formas o las razones (reales ó imaginarias) para su marginación. Por eso, al contrario que los narcisistas, casi siempre reacios a buscar terapia psicológica aunque la necesiten, los chivos expiatorios buscan más psicoterapia que los otros miembros de la familia porque se han acostumbrado a pensar que todo se arreglaría si ellos no fuesen tan defectuoson. Porque un chivo expiatorio considera a sus fracasos personales como las razones centrales por las que un compañero es insensible, un jefe le niega un ascenso, o un hermano le habla con desprecio. Se siente incómodo en la escuela, el trabajo y en sus relaciones sociales porque se cree inferior. Y en gran medida, esta forma de pensar hace que sus creencias se conviertan en realidad haciendo más difícil que se dé cuenta de que sí pueden revertir los patrones de maltrato que generan sus inseguridades y su complejo de inferioridad. 

Por consiguiente, al acumular toda esa culpa en sí mismos, los chivos expiatorios pueden acabar necesitando terapia al llegar a adultos. Y esa terapia les puede ayudar a descubrir las verdaderas razones de su situación. La realidad de que, después de todo, no existe en ellos ninguna inferioridad sino que lo que les lleva a esas situaciones en las que se les denigra y en las que se les refuerza su tendencia a sentirse inadecuados no es sino la carga de la vergüenza y el rechazo inculcados por su familia. No les han ignorado y maltratado porque realmente sean inferiores sino para hacérselo creer. Y son ellos los que al creerse esas mentiras se comportaron como si realmente fueran inferiores y se convirtieron en lo que su padre tóxico o su madre tóxica, consciente o inconscientemente, querían que fueran. 

En conclusión, mientras tú, chivo expiatorio, no puedas deshacerte de la mentira paterna proyectada de que eres defectuoso culpable de los males de tu familia, seguirás atrayendo a personas manipuladoras, no lograrás alcanzar todo tu potencial y serás el peor enemigo de ti mismo. Así que sólo cuando puedas ver que no te maltratan por ser malo sino por ser vulnerable podrás cambiar tu futuro.