Cuando al inicio de esta semana supe que el miércoles Rosa Díez iba a presentar un libro de Alfred Bosch en el Congreso de los diputados me pareció una noticia inexplicable.
Recordé que hace un mes, en el hemiciclo del Congreso y durante el debate sobre la petición del Parlamento de Cataluña de delegar en la Generalidad la competencia para convocar la consulta separatista prevista para el próximo 9 de noviembre, Rosa dijo que "no hay nada que dialogar con alguien que lleva a gala no cumplir las sentencias de los tribunales".
Santiago González también lo recordó el jueves en su blog y colocó el video con esas declaraciones al inicio de una entrada titulada "El buen rollito". Así mismo, Santiago, el Patrón de esa nave en la que tengo el honor de remar de vez en cuando, insertó otro video de una intervención de Alfred Bosch (recordada por mí también al inicio de la semana) en la que acusaba a Rosa Díez de "ponerse histérica ante el desafío separatista catalán".
Otro gran periodista como Federico Jiménez Losantos criticó también el jueves, fiel a su estilo, la intervención en dicho acto de Rosa, como parte de "una casta política que no cree más que en lo suyo". Así mismo, Federico, "mi informador de las siete de la mañana", dice que Rosa "olvida la defensa de la soberanía nacional como principio fundacional de UPyD".
Ayer, tras escuchar a Federico y leer a Santiago, me parecía aún más inexplicable la foto de Rosa Díez presentando con Alfred Bosch "Como amigos", el libro del diputado de ERC, en compañía del Presidente del Congreso. Y en el mismo Congreso de los diputados, la sede de la soberanía nacional ejercida por los representantes del pueblo español.
Sin embargo, cuando escuché la intervención de Rosa Díez en el acto de presentación del libro de Alfred Bosch, aparqué las opiniones de Santiago y Federico, y recordé la razón última por la que empecé a votar a UPyD: el Manifiesto fundacional.
Y me acordé de lo que es ser progresista para los que votamos a UPyD:
"Nosotros preferimos hablar de progresismo en vez de izquierda o derecha. Ser progresista es luchar contra las tiranías que pisotean la democracia formal, así como contra la miseria y la ignorancia que imposibilitan la democracia material".
Y me acordé de lo que es ser unionista para los que votamos a UPyD:
"El separatismo es contagioso y los no nacionalistas se apresuran a mostrarse aparentemente tan identitarios como los demás, por miedo a perder los votos de una mayoría que no entiende ya la defensa de lo suyo más que como un desafío a lo de todos. En consecuencia, las atribuciones del Estado se desdibujan y cuando trata de imponer su autoridad parece que atropella los santos derechos regionales. En las escuelas se subrayan todas las diferencias como fundamentales y eternas, mientras se muestra lo común que nos une como algo impuesto y transitorio."
Y me acordé de lo que es ser demócrata para los que votamos a UPyD:
"Proponer reformas que revitalicen la democracia mermando el poder de los aparatos de los partidos en beneficio de una deliberación pública y abierta, más allá de la alienación sectaria y del dogmatismo carente de ideas".
Rosa Díez conoce perfectamente los efectos de la alienación sectaria y del dogmatismo carente de ideas de los nacionalistas catalanes que la atacaron hace cuatro años en la Universidad Autónoma de Barcelona con gritos como este:
"Rosa Díez, pim pam pum"
Unos hechos que recientemente ha tenido que volver a recordar ante el juez.
El miércoles pasado Rosa Díez dió una lección de Unión, Progreso y Democracia. Porque Alfred Bosch es un representante del pueblo español. Alfred no es un extranjero en Madrid. Rosa tampoco lo es en Barcelona. Ella se resiste a olvidarlo. Y se lo dice a Bosch a la cara y en público.
Y a todo el que quiera escucharla. En Madrid y en Barcelona.
Recordé que hace un mes, en el hemiciclo del Congreso y durante el debate sobre la petición del Parlamento de Cataluña de delegar en la Generalidad la competencia para convocar la consulta separatista prevista para el próximo 9 de noviembre, Rosa dijo que "no hay nada que dialogar con alguien que lleva a gala no cumplir las sentencias de los tribunales".
Santiago González también lo recordó el jueves en su blog y colocó el video con esas declaraciones al inicio de una entrada titulada "El buen rollito". Así mismo, Santiago, el Patrón de esa nave en la que tengo el honor de remar de vez en cuando, insertó otro video de una intervención de Alfred Bosch (recordada por mí también al inicio de la semana) en la que acusaba a Rosa Díez de "ponerse histérica ante el desafío separatista catalán".
Otro gran periodista como Federico Jiménez Losantos criticó también el jueves, fiel a su estilo, la intervención en dicho acto de Rosa, como parte de "una casta política que no cree más que en lo suyo". Así mismo, Federico, "mi informador de las siete de la mañana", dice que Rosa "olvida la defensa de la soberanía nacional como principio fundacional de UPyD".
Ayer, tras escuchar a Federico y leer a Santiago, me parecía aún más inexplicable la foto de Rosa Díez presentando con Alfred Bosch "Como amigos", el libro del diputado de ERC, en compañía del Presidente del Congreso. Y en el mismo Congreso de los diputados, la sede de la soberanía nacional ejercida por los representantes del pueblo español.
Sin embargo, cuando escuché la intervención de Rosa Díez en el acto de presentación del libro de Alfred Bosch, aparqué las opiniones de Santiago y Federico, y recordé la razón última por la que empecé a votar a UPyD: el Manifiesto fundacional.
Y me acordé de lo que es ser progresista para los que votamos a UPyD:
"Nosotros preferimos hablar de progresismo en vez de izquierda o derecha. Ser progresista es luchar contra las tiranías que pisotean la democracia formal, así como contra la miseria y la ignorancia que imposibilitan la democracia material".
Y me acordé de lo que es ser unionista para los que votamos a UPyD:
"El separatismo es contagioso y los no nacionalistas se apresuran a mostrarse aparentemente tan identitarios como los demás, por miedo a perder los votos de una mayoría que no entiende ya la defensa de lo suyo más que como un desafío a lo de todos. En consecuencia, las atribuciones del Estado se desdibujan y cuando trata de imponer su autoridad parece que atropella los santos derechos regionales. En las escuelas se subrayan todas las diferencias como fundamentales y eternas, mientras se muestra lo común que nos une como algo impuesto y transitorio."
Y me acordé de lo que es ser demócrata para los que votamos a UPyD:
"Proponer reformas que revitalicen la democracia mermando el poder de los aparatos de los partidos en beneficio de una deliberación pública y abierta, más allá de la alienación sectaria y del dogmatismo carente de ideas".
Rosa Díez conoce perfectamente los efectos de la alienación sectaria y del dogmatismo carente de ideas de los nacionalistas catalanes que la atacaron hace cuatro años en la Universidad Autónoma de Barcelona con gritos como este:
"Rosa Díez, pim pam pum"
Unos hechos que recientemente ha tenido que volver a recordar ante el juez.
El miércoles pasado Rosa Díez dió una lección de Unión, Progreso y Democracia. Porque Alfred Bosch es un representante del pueblo español. Alfred no es un extranjero en Madrid. Rosa tampoco lo es en Barcelona. Ella se resiste a olvidarlo. Y se lo dice a Bosch a la cara y en público.
Y a todo el que quiera escucharla. En Madrid y en Barcelona.
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