03 marzo 2019

¿Cuándo perdimos el rumbo en España? (De 'La clave' a 'Al rojo vivo')


















El 18 de enero de 1976, apenas dos meses después de la muerte de Franco, en plena Transición de la dictadura a la democracia, comenzó a emitirse, en la única cadena de televisión que había entonces en España, "La clave". 

El programa, que se mantuvo en pantalla hasta 1985, constaba de dos partes: en la primera se emitía una película relacionada con el tema a tratar; y en la segunda se entraba a debatir el asunto escogido.

Fue un programa valiente que afrontó debates sobre temas que hasta ese momento se habían considerado tabú como la legalización del PCE, el aborto o la crisis de empleo. Y también fue novedoso ya que permitió la visión de varios puntos de vista encontrados por primera vez en la televisión en España.

De hecho fue tan valiente que acabó retirado varias veces de la parrilla, llegando incluso en algunos casos a ser prohibido definitivamente. Entre los programas más conflictivos están el del Opus Dei (25/05/1984) y el de la OTAN (27/04/1985).


























"Tras las elecciones celebradas el 27 de septiembre de 2015, que dieron origen a la constitución del Parlamento en su XI Legislatura, se designó como nuevo presidente de la Generalidad de Cataluña a Carles Puigdemont Casamajó, quien contó con el apoyo de los grupos parlamentarios soberanistas Junts pel Sí y la CUP. 

Puesto que el objetivo de la legislatura era culminar en 18 meses el proceso de secesión iniciado en la legislatura anterior, y dado que existía un acuerdo entre partidos y entidades soberanistas por compartir el impulso y la ejecución del proceso, los presidentes de las entidades ANC (Jordi Sánchez Pincanyol) y ÒMNIUM (Jordi Cuixart i Navarro) participaron en las conversaciones orientadas a lograr el pacto de investidura que impulsó la designación del nuevo presidente. 


Los roles asumidos por cada uno de los colectivos fueron sin embargo diversos. Los partidos políticos soberanistas convinieron en prestar el apoyo político que -desde la mayoría parlamentaria- les permitió impulsar y promulgar la legislación anteriormente referida, pese a su notorio quebranto constitucional, así como nombrar un presidente de la Generalidad de Cataluña comprometido con conformar un Gobierno que -desde el control del entramado administrativo autonómico y desde una desobediencia estructural del régimen constitucional- permitiera ejecutar los mandatos parlamentarios. 


Por su parte, las asociaciones civiles soberanistas asumieron la responsabilidad de impulsar la mayor aceptación social de las iniciativas secesionistas, así como favorecer la creencia pública de que la proclamación de la república era perfectamente viable, buscando, por último, una intensa movilización ciudadana que favoreciera que el Estado terminara por aceptar la independencia de Cataluña, ante las vías de hecho que se desplegaron. (...)


En esa estrategia de movilización creciente, el día 20 de septiembre de 2017, los encausados Jordi Sánchez y Jordi Cuixart convocaron a la población a que compareciera ante la sede de la Consejería de Vicepresidencia, Economía y Hacienda de la Generalidad de Cataluña, sita a los números 19-21 de la Rambla de Cataluña en Barcelona. El motivo fue que los agentes del Grupo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Barcelona, por orden del Juzgado de Instrucción nº 13 de esa ciudad, había practicado una serie de detenciones y habían iniciado la ejecución de la decisión judicial de registrar las instalaciones de la Consejería con la finalidad de encontrar elementos y datos que permitieran depurar las responsabilidades derivadas de la convocatoria del referéndum previsto para el 1 de octubre e impedir su celebración. 

Las convocatorias no sólo publicitaron que se estaba produciendo una actuación de la Guardia Civil tendente a impedir el referéndum, sino que divulgaban el lugar donde se efectuaba el registro judicial, emplazaban a la ciudadanía a defender las instituciones catalanas, exigían que la Guardia Civil pusiera en libertad a las personas que habían sido detenidas, y pedían a los catalanes que se movilizaran, alentándoles diciendo que no podrían con todos ellos o que las fuerzas del orden se habían equivocado y que habían declarado la guerra a los que querían votar. 


A partir de esa incendiaria convocatoria, lo que aconteció quedó lejos de la pacífica actuación que formalmente se reclamaba en algunos mensajes. 


Pese a que los agentes de la Guardia Civil habían llegado a la Consejería sobre las 8.00 horas del día 20 de septiembre de 2017, los agentes del Servicio de Mediación del Cuerpo de Mossos d’Esquadra describen que se encontraron ya con una inmensa concentración de ciudadanos cuando se personaron en el lugar sobre las 10.30 horas de esa mañana y que estos manifestantes habían sometido a su fuerza a la comisión judicial. 


Bajo la sola protección de los dos Mossos d’Esquadra que diariamente se encargan de la vigilancia ordinaria en el acceso del edificio y que no recibieron refuerzo ninguno durante el día, los acontecimientos se desarrollaron bajo el asedio de hasta 60.000 manifestantes, cuya masa se agolpaba hasta tocar la propia puerta de entrada del edificio. No se estableció el perímetro de seguridad que la comisión judicial reclamó, y para discurrir entre los miles de manifestantes allí congregados no había otro paso que un estrecho pasillo humano que únicamente permitía el paso en fila individual. 


La movilización impidió que la Guardia Civil introdujera en el edificio a los detenidos (quienes debían estar presentes en el registro policial conforme dispone la LECRIM) o que pudiera atender la orden judicial con normalidad, además de impedir la entrada o salida de los agentes del edificio durante las muchas horas que duraron los incidentes. La muchedumbre rodeó los vehículos de la Guardia Civil, que terminaron devastados y destrozados, interior y exteriormente. Las armas que se encontraban en el interior de los coches policiales quedaron al albur del vandalismo desplegado. Sobrevino el lanzamiento de objetos contra los agentes y, ni hubo un control policial de que la muchedumbre no invadiera el edificio en cualquier momento, ni tampoco era seguro que los integrantes de la comisión judicial salieran del edificio en esas condiciones. Sólo sobre las 24.00 horas de la noche pudo diseñarse una salida para que la letrada de la Administración de Justicia del Juzgado de Instrucción actuante pudiera abandonar el lugar con seguridad, lo que hubo de hacerse infiltrándole entre los espectadores que abandonaban el teatro sito en el inmueble colindante y al que hubieron de acceder desde la azotea de los edificios. Por el contrario, el resto de los agentes de la Guardia Civil hubieron de salir cuando la manifestación ya se hubo disuelto, haciéndolo concretamente en dos turnos, uno a las 4 de la madrugada del día 21 de septiembre, y el otro a las 7.00 horas de esa misma fecha. 


Y durante esos disturbios, fue expresión del control que ejercían los encausados Jordi Sánchez y Jordi Cuixart que: 


a) Desde primeras horas de la mañana, el Sr. Sánchez se había erigido en el interlocutor de la movilización ante los agentes policiales actuantes, de modo incluso que a las 9.39 horas del día 20-S, Jordi Sánchez se dirigió por primera vez a la masa desde la puerta del Departamento de la vicepresidencia. 


b) Fueron miembros de la entidad soberanista Asamblea Nacional Catalana quienes mantuvieron -con unas identificaciones que fueron respetadas- los pasillos de acceso entre la muchedumbre. 


c) Fueron miembros de la ANC quienes se encargaron de repartir comida y bebida entre los congregados; 


d) Fue el Sr. Sánchez quien negó a los agentes de la Guardia Civil que pudieran introducir a los detenidos en el edificio, salvo que los agentes de la comisión judicial asumieran conducirlos a pie entre la muchedumbre;


e) El Sr. Sánchez se negó a que los agentes de la Guardia Civil pudieran hacerse cargo de los vehículos policiales, si no se acercaban a pie hasta el lugar donde estaban estacionados y


 f) Desde la llegada al lugar del Sr. Cuixart, ambos presidentes se dirigieron en diversas ocasiones a la multitud para dirigir su actuación: 


i. Así, en la tarde del día 20-S, Jordi Cuixart se dirigió a los congregados y exigió la liberación de todos los detenidos. Pese a reivindicar el pacifismo de la movilización, apeló también a la determinación mostrada en la guerra civil (¡No pasarán!) y retó al Estado a acudir a incautar el material que se había preparado para el referéndum y que tenían escondido en determinados locales. Y Jordi Cuixart acabó su alocución diciendo, «Hoy estamos decenas de miles aquí, mañana seremos centenares de miles allí donde se nos requiera, si seguimos unidos desde la diversidad, no tengáis ninguna duda que ganaremos nuestra libertad
». Tras esta intervención tomó la palabra Jordi Sánchez, quien agradeció a los presentes que hubieran confiado en las entidades soberanistas. Recordó que estas entidades habían prometido salir a la calle a defender las instituciones cuando hiciera falta y estaban allí. Proclamó que ese era el día y que había llegado el momento de salir a la calle para defender la dignidad, las instituciones y el referéndum, por lo que ni Rajoy, ni el Tribunal Constitucional, ni todas las Fuerzas de Seguridad del Estado podrían pararles. Y aseguró que hacía un rato se había reunido con Carles Puigdemont y que el presidente le había asegurado que habría referéndum. Terminó pidiendo que nadie se marchara a casa todavía, pues tenían una noche larga e intensa, y que habían de trabajar porque ellos eran el sueño de un nuevo país. 

ii. Sobre las 23.41 horas, subidos sobre uno de los coches oficiales de la Guardia Civil, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart se dirigieron una vez más a la muchedumbre: 


Jordi Cuixart manifestó hablar en nombre de las entidades soberanistas, así como del PDeCat, ERC y la CUP. Proclamó que todos estaban alzados para luchar por su libertad y manifestó que 
«desde ese altar» (en clara referencia al vehículo policial vandalizado) Jordi Sánchez y él querían convocar a todos los asistentes a una movilización permanente en defensa de los detenidos, emplazándoles a una concentración que tendría lugar a las 12.00 horas del día siguiente, junto al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. 

Jordi Sánchez volvió a arengar diciendo que ni el Tribunal Constitucional, ni Rajoy, ni la Guardia Civil, ni nadie lograría impedirlo y, tras pedir a los congregados que abandonaran la movilización de ese día, les pidió que acudieran a la manifestación del día siguiente ante el Tribunal Superior. 


iii. Jordi Sánchez y Jordi Cuixart divulgaron mensajes similares a lo largo del día, a través de los medios de comunicación que les entrevistaron. Conociendo este violento levantamiento; asumiendo que podría reiterarse en futuras movilizaciones; y sabiendo que este tipo de actuaciones resultaban ineludibles para llevar a término un referéndum prohibido por los Tribunales y del que dependía la declaración de independencia según lo dispuesto en la Ley 19/2017, pues la votación pasaba por superar la intervención de los Mossos d’Esquadra y de seis mil agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que habían sido desplazados para garantizar el cierre de los 2.259 centros de votación, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart aprovecharon su notoria capacidad de movilización colectiva y -con la finalidad de propiciar la independencia que ambicionaban- impulsaron a todos los catalanes a que el 1-O acudieran a los diferentes centros de votación e impidieran que las fuerzas policiales cumplieran su cometido. 


Sin perjuicio de haberlo hecho también a través de su permanente presencia en los medios de comunicación, los encausados movilizaron a los ciudadanos para que acudieran masivamente a votar sirviéndose de diversos mensajes publicados en cuentas de Twitter que eran seguidas por decenas de miles de personas. En ellos instigaron a los ciudadanos a ocupar los centros de votación antes de la hora en la que estaba ordenada la intervención de los agentes del orden y a resistir en todo caso a su labor policial, estimulándoles también a que protegieran el recuento de los votos frente a las actuaciones que pudieran desarrollar los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. 


Como consecuencia de esta movilización, un número importante de ciudadanos hicieron frente a la labor de los policías, lo que -además de las lesiones sufridas por diversos ciudadanos fruto del uso de la fuerza policial-, se materializó en numerosos actos de violencia que lesionaron a distintos agentes o causaron daños en su material." 



El texto anterior forma parte del auto de procesamiento realizado por el juez Pablo Llarena en el que el magistrado del Tribunal Supremo declara procesados por un delito de rebelión a 13 investigados en la causa en la que investiga el proceso de secesión de Cataluña: el expresidente de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont, el exvicepresidente Oriol Junqueras, siete exconsejeros del Gobierno catalán -Joaquim Forn, Jordi Turull, Raül Romeva, Clara Ponsatí, Josep Rull, Antoni Comín y Dolors Bassa-, la expresidenta del Parlament catalán Carme Forcadell, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, el expresidente de Assemblea Nacional Catalana Jordi Sànchez y el de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart.  







Dos semanas después del inicio del juicio más importante en la historia de España desde la Transición a la democracia, la periodista Gemma Nierga presentó "Tres días de cárcel. Un diálogo sin muros", el libro que la ex locutora de la Cadena Ser ha escrito sobre las conversaciones que mantuvo con Jordi Cuixart en la cárcel de Lledoners en Barcelona, prisión en la que el presidente de Omnium permaneció como preso preventivo hasta unos días antes del inicio del juicio y a la que fue trasladado desde la de Estremera en Madrid el pasado 4 de julio, un mes después de la toma de posesión de Pedro Sánchez como presidente del gobierno de España. 






Es muy ilustrativo observar en el vídeo del acto de presentación del libro las caras de Jordi Évole, Antonio Gª Ferreras y Pepa Bueno mientras Nierga dice cosas como estas:

"Cuando fui a verlo a la cárcel (Jordi Cuixart) me empezó a hablar de Évole: Évole me hizo pensar. Me dijo un día... Y Jordi me pidió que Évole estuviera en la presentación del libro. (...)

Cuixart habla de Ferreras muy a menudo a lo largo del libro. he tenido que quitar alguna alusión a Ferreras porque un día le dije, Jordi, es que no sé si al pobre le haces un favor. (...)

Cuando lo vemos con qué pasión cuenta él (Ferreras) lo que ha ocurrido en Cataluña... A mí me dan ganas de darle las gracias cada día. Porque si la Transición tuvo 'La Clave', el procés tiene 'Al rojo vivo'. Es decir, la Transición se contó de una manera, y con unos tiempos. Y el procés, para mucha gente, ha sido lo que ha contado Antonio a través de ARV. Porque fuera de Cataluña, por televisión, en pocos medios veíamos lo que estaba ocurriendo el 1 de octubre, la gente allí votando... Por tanto, Antonio, gracias por estar aquí. También me lo pidió Cuixart. También me dijo: Por Cuixart voy.

Ellos (Évole y Ferreras) vienen por parte del 'novio'. Ella (Bueno) viene por parte de 'la novia'. (...)

Cuixart me dijo de Pepa: Ella nunca sabrá lo que le agradezco el tono que tiene, la manera cómo habla de todo el procés, de nosotros..." 








Cuando quiero decir algo importante primero intento averiguar si alguien ya lo ha dicho antes. Si lo encuentro y no soy capaz de mejorarlo, lo utilizo. Es por eso, y porque tengo muchas opiniones coincidentes con él, por lo que uso frecuentemente citas de George Orwell.

Creo que mi afinidad con el creador de "1984" proviene de que, pese a ser de izquierdas, denunció el auge del totalitarismo desde el nacionalismo y desde la traición del 'socialismo real' a la libertad y la democracia. Porque para él sus principios eran más importantes que su ideología.

Puede que esa sea la razón por la que Orwell molesta tanto a tantos

Precisamente esa es la razón por la que de "Homenaje a Cataluña", el libro que el escritor inglés publicó en 1938 sobre su experiencia (tan influyente en su obra posterior) como brigadista internacional en la guerra civil española, hoy utilizo esta larga, poco conocida y sustanciosa cita suya:

"Pasados unos tres días de las luchas de Barcelona regresamos al frente. Tras los enfrentamientos -más concretamente, tras el combate de insultos en la prensa- resultaba difícil pensar en la guerra tan ingenua e idealistamente como antes. Supongo que nadie pasó algunas semanas en España sin sentirse algo decepcionado. Recordaba las palabras del corresponsal con quien conversé durante mi primer día en Barcelona: «Esta guerra, como cualquier otra, es un fraude». El comentario, hecho en diciembre, me había desagradado profundamente y entonces no me pareció cierto; en mayo seguía sin parecerme cierto del todo, pero sí más que antes. Es sabido que toda guerra sufre una especie de degradación progresiva a medida que pasan los meses, porque cosas tales como la libertad individual y una prensa veraz no son compatibles con la eficacia militar

Podíamos ya empezar a hacer conjeturas sobre lo que ocurriría. Era fácil ver que el gobierno de Caballero caería y sería reemplazado por otro más derechista, sometido a una influencia comunista aún más fuerte (esto ocurrió una o dos semanas más tarde), que se empeñaría en terminar con el poder de los sindicatos de una vez para siempre. Para después, cuando Franco fuera derrotado -aun dejando de lado los enormes problemas planteados por la reorganización de España-, las perspectivas no eran halagüeñas. Los comentarios periodísticos acerca de «una guerra librada en defensa de la democracia» eran mero engaño. Ninguna persona sensata podía suponer que hubiera alguna esperanza de democracia, ni siquiera como la entendemos en Inglaterra o en Francia, en un país tan dividido y exhausto como lo sería España al concluir la guerra. Se acabaría imponiendo una dictadura y, evidentemente, la posibilidad de una dictadura proletaria había pasado. Ello significaba que el país sería sometido a alguna clase de fascismo. De un fascismo que, sin duda, tendría algún nombre más agradable y -por tratarse de España- sería más humano y menos eficiente que las variedades alemana o italiana. Las únicas alternativas parecían ser: o una dictadura franquista infinitamente peor o que la guerra terminara (siempre era una posibilidad) con una división de España, ya sea por verdaderas fronteras o por zonas económicas." 
   





















El jurista Hans Kelsen (1881-1973) afirmó en su "Teoría general del Derecho y del Estado" que hay un golpe de Estado cuando “el orden jurídico de una comunidad es anulado y substituido en forma ilegítima por un nuevo orden.”

Me pregunto por qué hay gente que acosa a quienes se oponen a la ocupación de los espacios públicos con simbología golpista. Me pregunto por qué se enfrentan a quienes afirman públicamente que los políticos golpistas presos no son presos políticos. Me pregunto por qué no soportan la realidad: "No son presos políticos, son políticos presos."







Es lamentable ver estas escenas ocurridas el año pasado en algunas playas catalanas. Pero, ¿cuándo perdimos el rumbo en España?

Empecé a ver "La clave" por las películas. El año que emitieron el primer programa yo tenía la edad de José María Piris cuando lo asesinó Jesús María Zabarte. Poco a poco fui comenzando a escuchar algunos de los debates. Recuerdo haberme quedado hasta el final en numerosas ocasiones. Echo de menos la libertad en el debate entre opiniones diferentes y la altura intelectual que se respiraban en aquellos programas, unos auténticos faros culturales para un joven marinero cartagenero que comenzaba a navegar en los oscuros mares de la Transición.

Hace tiempo que dejé de ver la tele. Muy de vez en cuando veo alguna entrevista, alguna rueda de prensa o algún debate político. Me informo por la radio y especialmente por internet. No escucho la Cadena Ser en general ni a Pepa Bueno en particular. Vi algunos programas al inicio de Salvados pero me olvidé de Évole cuando entrevistó a Otegi. Nunca he visto "Al rojo vivo". No fui uno de los 2,5 M que vieron ARV en las elecciones andaluzas. Y el único Gran Hermano que me interesa es el de "1984".








"Quien controla el pasado controla el futuro. 

Quien controla el presente controla el pasado."


Esta es mi cita favorita de Orwell. Es la esencia del totalitarismo: controlar lo que ocurre para poder controlar lo que ocurrió con el fin de conseguir controlar lo que ocurrirá. 

Y no es sino de ese control que pretende dominar totalmente nuestra sociedad de lo que realmente nos está hablando Nierga cuando nos confirma, en presencia de Ferreras, que "el procés tiene Al rojo vivo"

De lo que realmente nos habla Nierga, en presencia de los tres 'periodistas' defensores de los golpistas, es de que la libertad individual y una prensa veraz no son compatibles con la eficacia totalitaria. De que cuando ellos y los golpistas dicen defender la democracia no es más que un mero engaño. Y de que, en definitiva, para todos ellos su ideología es más importante que sus principios. 

Lógicamente, tienen las mismas prioridades que Jaume Roures Llop, nacido Jaime Robles Lobo, el administrador único de Mediapro, el grupo audiovisual que en 2006 se integra, junto con el Grupo Globomedia, en Imagina Media Audiovisual, la mayor productora audiovisual de España, que, simultáneamente, crea La Sexta, una cadena de televisión que seis años después fue absorbida por Atresmedia Corporación a cambio de un 4% de las acciones de Atresmedia Corporación, que pasaron a titularidad de Imagina Media Audiovisual.  

Sí, es lógico que Évole y Ferreras, las estrellas mediáticas de La Sexta, den más prioridad a su ideología que a sus principios siguiendo el ejemplo de Roures, el fundador de su cadena de televisión, que fue detenido en 1983 por colaborar con ETA. Y que, según sus declaracionesvotó a la CUP en 2012, es amigo de Oriol Junqueras, mantiene una larga relación con Pablo Iglesias, es votante de Podemos y, en 2017, celebró una cena en su casa de verano para que Iglesias y Junqueras se conocieran.






Lógico es también que los que queremos parar el auge del totalitarismo en España que amenaza la libertad y la democracia nos alejemos de 'los totalitarios del buen rollito'. Pero también de los traidores y de los trilerosY, por supuesto, es lógico que, mientras respeten principios tanto como ideología, nos acerquemos a los leales y decentes para, entre todos definitivamente, reencontrar el rumbo hacia la libertad y la democracia en España tras "consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular."










NOTA: El 20/03/2019 se actualizan en la parte final contenidos relativos a Jaume Roures, se enlazan dos noticias (una del PP y otra de Ciudadanos), dos tuits de Santiago Abascal y el vídeo final.