De un tiempo a esta parte me vienen a la memoria, quizá con demasiada frecuencia, unas sabias palabras que ayudan a separar el grano de la paja. Las juntó el periodista mejicano Germán Dehesa:
"Los hechos que ayudan a definirse son los que cuentan"
Y digo que posiblemente me visitan con excesiva frecuencia no porque rehuya definirme, una actitud opuesta a mi carácter como bien saben los que me conocen, sino porque lo habitual es que esos hechos traigan conflictos, algo que, lamentablemente, me afecta demasiado. Sobre todo los más cercanos. Ya se sabe, todos somos sentimientos y tenemos seres humanos.
Y además ¿qué quieren que les diga? soy un peregrino que está entrando en una edad en la que tengo que elegir muy bien mis cuitas en el camino de una vida llena de hechos que me obligaron a definirme.
Pero como siempre hay muchos que no son como uno, todos conocemos personas con una especial habilidad para zafarse de esos hechos. Personas que utilizan muy bien las palabras justas para no comprometerse. Todos sabemos que algunas de esas personas son personajes respetados y admirados. Y todos entendemos por qué, inevitablemente, algunos acaban siendo líderes políticos.
Sin embargo, hasta los políticos más diestros para no comprometerse se encuentran, antes o después, con hechos frente a los que les resulta imposible evitar definirse. Pues bien, esos hechos son los que cuentan.
Y es precisamente eso, definirse, lo que ha tenido que hacer Albert Rivera, el Presidente de Ciudadanos, tras tomar la decisión de firmar con Pedro Sánchez, el Secretario General del PSOE, un acuerdo de gobierno. Un hecho de esos que cuentan.
Y es precisamente eso, definirse, lo que ha tenido que hacer Albert Rivera, el Presidente de Ciudadanos, tras tomar la decisión de firmar con Pedro Sánchez, el Secretario General del PSOE, un acuerdo de gobierno. Un hecho de esos que cuentan.
Y es precisamente eso, definirse, lo que ha hecho Luis del Pino en su editorial 'Una decepción llamada Ciudadanos' escrito tras conocerse el contenido del acuerdo PSOE-C's. Otro hecho que cuenta y mucho porque como dijo el periodista argentino Tomás Eloy Martínez:
"El único patrimonio de un periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un artículo insuficiente o infiel a la propia conciencia se pierde parte de ese patrimonio o todo."
"El único patrimonio de un periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un artículo insuficiente o infiel a la propia conciencia se pierde parte de ese patrimonio o todo."
Es lo que tienen los periodistas libres y decentes. Que se definen con su verdad cada vez que 'juntan palabras'. Porque el resto, en mayor o menor medida, son mercaderes de información y poder o simples mensajeros que hablan por boca de otros. Mercaderes y mensajeros que, bajo una fachada de profesionalidad cada vez más dificil de mantener en pié, usan las palabras justas para no comprometerse ni informar más allá del servicio que pretenden vender o prestar. Y algunos utilizan tan bien esas palabras que son encumbrados y mantenidos en su 'respetable posición' a cambio de que sigan 'prestando servicio'. Hasta restar importancia a la verdad que nos hace libres.