Primero vino ETA, y yo no dije nada porque yo no era guardia civil, ni policía, ni vasco...
Luego vinieron los golpistas, y yo no dije nada porque yo no era catalán.
Al final vinieron el resto de los totalitarios y no quedó ningún español para hablar por mí.
El célebre poema de Martin Niemöller es perfecto para señalar la responsabilidad de todos los españoles en el proceso que vengo denunciando desde hace ya más de un año: el avance del totalitarismo en España.
En efecto, en España vivimos tiempos cada vez menos claros. La ‘luz’ de la democracia que nos trajo la transición desaparece 39 años después de que los españoles decidiéramos, dejando atrás el régimen de Franco, pasar a regirnos por la Constitución que instauró el «Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político», según establece el artículo 1.1. Y lo que es peor, oscuras sombras se ciernen sobre esos valores, cada vez más ausentes de las vidas ‘normales’ de los ciudadanos ‘normales’.
Nos cuentan que la democracia ha vencido a los totalitarios y nos ha traído 'la paz', especialmente a Euskadi, porque ETA dejó de matar y porque dice que se ha disuelto. Pero lo que realmente ocurre es que el comunicado de la disolución de ETA lo leyó un asesino que, incomprensiblemente, lleva años en busca y captura. Que en las instituciones democráticas hay partidos que defienden los objetivos políticos de ETA y que no condenan su historia de terror totalitario.
Nos cuentan que en Cataluña se está aplicando el artículo 155 de la Constitución pero el nuevo presidente de la Generalidad promueve actuaciones para que los espacios públicos de Cataluña estén siendo tomados por catalanes con lazos, cruces y otros objetos de color amarillo como símbolo de los golpistas que han intentado destruir nuestro Estado de Derecho y permiten que los catalanes que protestan contra esa ocupación sean acosados.
VÍDEO | Momentos de tensión por la colocación de cruces amarillas en la playa de #Mataró #Barcelona pic.twitter.com/jOOR2GArFE— Noticias CMM (@CMM_noticias) 27 de mayo de 2018
Ayer otro catalán ha sufrido el acoso totalitario en Cataluña. Esta vez ha sido en la playa de Mataró. Miembros de los denominados CDR (Comités de defensa de la república) han colocado cruces de tela amarilla sobre la arena, sorteando así la prohibición de colocación de cruces de madera por parte de las autoridades y, como pueden ver en el vídeo insertado en el tuit anterior, han impedido que un ciudadano circulara libremente por allí. Finalmente, un miembro de los Mossos y otro de la policía municipal de Mataró se lo han llevado 'para protegerlo'.
Sobran los comentarios. Las imágenes hablan por si solas.
Sin embargo, lo que sí me merece un comentario es la información que traslada el diario digital 'El Nacional' acerca del incidente ocurrido en las inmediaciones de la playa de Mataró entre este 'unionista' y este 'separatista'.
Como se puede comprobar en el vídeo anterior, el hombre de la gorra se dirige con decisión hacia la zona de la arena pero poco después se frena y al final se da la vuelta y vuelve sobre sus pasos. Mientras eso ocurre, al fondo, en la arena se escuchan gritos pero nadie dirige la mirada él. A la vuelta, al cruzarse con el periodista comprueba que le estaba grabando, obstaculiza la grabación y esta se interrumpe.
Es lo que tienen las imágenes, que hablan por si solas.
No obstante, en la narración (sin firma) de esos hechos realizada en 'El Nacional', se observan estas llamativas interpretaciones de los hechos:
"Un unionista ha agredido esta mañana a un periodista de El Nacional en la playa de Mataró. Los hechos han tenido lugar este domingo cuando el hombre, que se dirigía a quitar las cruces amarillas que el CDR de Mataró ha puesto en la playa, se ha encarado a un periodista de este medio que trabajaba cubriendo el acontecimiento y lo ha agredido.
El hombre, con gafas de sol y gorra, llevaba un rato mirando cómo los independentistas hacían actividades en la arena desde el otro lado del paseo, junto a cinco personas más. De golpe, se ha separado del grupo y se ha dirigido con decisión hacia la zona donde estaban las cruces. Al verlo, algunos de los presentes han empezado a increparlo.
Tras unos pasos, se ha dado la vuelta y, al ver que el periodista lo estaba grabando, le ha dado un golpe a la cámara y ha hecho caer el teléfono al suelo. Acto seguido, se le ha enfrentado gritando -¿qué haces grabándome?- y ha intentado agredirlo."
Además de las manipulaciones de la prensa subvencionada por la Generalidad, como por ejemplo la de informar de una agresión que no se ve en las imágenes, nos encontramos con el señalamiento manipulador utilizado por los totalitarios separatistas vascos: el de unionista.
En efecto, llamar unionista a un vasco o a un catalán no separatista es un señalamiento manipulador porque intenta asemejar la historia de Irlanda del Norte, un territorio situado en la isla de Irlanda que forma parte del Reino Unido desde 1921, a la de Euskadi o Cataluña, dos territorios españoles que NUNCA ha dejado de ser parte de España.
Sin embargo, de unionistas calificó Otegi en febrero de 2000 a las personas que, convocadas por Basta Ya, asistieron a la manifestación que se celebró bajo el lema 'Por la libertad. ETA kanpora', cinco días después de la publicación de un manifiesto que afirmaba lo siguiente:
"En la actualidad, muchos ciudadanos del País Vasco sufren la limitación de sus libertades mas elementales: no pueden decir lo que piensan o ejercer sus derechos sin asumir serios riesgos personales. La mayoría de estas personas no son nacionalistas y se han opuesto a las pretensiones de ETA: ésta es la causa principal de las agresiones que deben soportar. Muchas personas han sido asesinadas y otras han tenido que exiliarse; son centenares las que sufren amenazas y ataques en la calle, en sus puestos de trabajo y en sus propios domicilios.
Lo que es peor, las víctimas de estos ataques intolerables tampoco encuentran en las instituciones vascas el necesario apoyo que éstas deben darles, mientras que los agresores disfrutan de una asombrosa impunidad. Muchos ciudadanos están desamparados, injusticia que no sólo limita su libertad personal, sino que deteriora la convivencia y los derechos elementales de todos los vascos. No resulta exagerado afirmar que ETA y sus cómplices pretenden erradicar toda disidencia recurriendo a medios inhumanos.
Para oponernos a esta situación, y con el ánimo de defender activamente las libertades elementales, los abajo firmantes llamamos a la ciudadanía vasca, y a todas las organizaciones y personas que quieran adherirse, a manifestarnos el día 19 de febrero en San Sebastián.
Por el derecho a defender ideas distintas a las abertzales sin padecer agresiones ni marginación.
En apoyo de todas las víctimas del terrorismo y de la violencia y contra la impunidad de los autores de estos actos criminales.
Contra el terrorismo en cualquiera de sus formas, procedencias e intensidades.
Para que las instituciones democráticas vascas cumplan con su obligación, haciendo respetar el Estado de Derecho.
POR LA LIBERTAD, ETA DISOLUCIÓN"
Lugar, Fecha y Hora: Donostia - San Sebastián. Sábado 19 de febrero de 2000, 18h.
Recorrido: Boulevard - Calle Hernani - Buen Pastor - Calle San Martín - Río - Paseo de la República Argentina - Kiosco Boulevard.
Lema: POR LA LIBERTAD, ETA KANPORA
Colectivos convocantes y firmantes del manifiesto: Colectivo de Víctimas del terrorismo en el País Vasco. (COVITE)
Fundación Alzate.
Denon Artean Paz y Reconciliación.
Fundación Gregorio Ordóñez.
Foro Ermua.
Grupo por la Paz de Irún Hondarribia.
Foro El Salvador.
En la actualidad, 18 años después del manifiesto de Basta Ya señalado anteriormente, muchos ciudadanos de Cataluña sufren la limitación de sus libertades mas elementales: no pueden decir lo que piensan o ejercer sus derechos sin asumir serios riesgos personales. La mayoría de estas personas no son nacionalistas y se han opuesto a las pretensiones de los que apoyan a Joaquim Torra, el totalitario racista que han nombrado presidente de la Generalidad: ésta es la causa principal de las agresiones que deben soportar. Muchas personas han sido acosadas y otras han tenido que exiliarse; son centenares las que sufren amenazas y ataques en la calle, en sus puestos de trabajo y en sus propios domicilios.
Hoy los totalitarios separatistas llaman unionistas a los catalanes que no son partidarios de la independencia de Cataluña. Como antes llamaban a los vascos de Basta Ya. Y como ahora llaman a los de 'la manada'.
¿Cómo llamamos entonces a los 200.000 vascos exiliados fuera de Euskadi? ¿Y a los catalanes exiliados fuera de Cataluña?
"Nos fuimos de Cataluña por frustración e impotencia. Algunos también lo hicieron por miedo. Que te insulten, te den una paliza, te amenacen de muerte o te peguen un tiro en la pierna, mientras esos terroristas reciben aplausos y a ti te culpen por ser un provocador y un facha, parece también motivo suficiente. Que al menos, como ha hecho admirablemente Antonio Robles en su libro, la historia de esta primera resistencia, y de las que siguieron después, no se olvide y anime a los resistentes de hoy a ocupar un espacio de libertad y verdad que el independentismo quisiera borrar con su sueño totalitario."
"La culpa y la inocencia se convierten en nociones sin sentido; «culpable» es quien se alza en el camino del proceso natural o histórico que ha formulado ya un juicio sobre las «razas inferiores», sobre los «individuos incapaces de vivir», sobre las «clases moribundas y los pueblos decadentes»".
Y yo, parafraseando a Edmund Burke, lo que digo es que lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan (ni digan) nada.
Y yo, parafraseando a Edmund Burke, lo que digo es que lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan (ni digan) nada.
#1Oct Barcelona.
— Lo que veo en el camino 🇪🇸 🖤 (@loqveoenlcamino) October 2, 2017
Este ciudadano catalán me representa. #EspañaSaleALaCalle a #DarLaCaraPorLaConstitución 🇪🇸pic.twitter.com/LuwiqqeLYB
Primero vino ETA, y yo no dije nada porque yo no era guardia civil, ni policía, ni vasco...
Luego vinieron los golpistas, y yo no dije nada porque yo no era catalán.
Al final vinieron el resto de los totalitarios y no quedó ningún español para hablar por mí.