"Sin ovejas dispuestas a ser esquiladas o degolladas, no habría esquiladores ni lobos carniceros"
Arturo Pérez-Reverte
Clarice Starling era una niña cuando se despertó aquella noche en el rancho de sus tíos al oír los gritos de los corderos e intentó infructuosamente salvarlos de la muerte. Si usted ha visto la película recordará la historia, a Hannibal Lecter escuchándola en aquella escena de "El silencio de los corderos" y a Clarice reconociéndole a Hannibal que todavía sigue despertándose en medio de la noche con los chillidos de los corderos...
Les reconozco que esta facultad de ver cosas desde lejos no es nada agradable ni ayuda a hacer amigos.
— Lo que veo en el camino 🇪🇸 🖤 (@loqveoenlcamino) October 2, 2020
Pero quiero que sepan que, parafraseando a Orwell, esto no lo hago para hacerme oír sino para permanecer cuerdo y así poder seguir sintiéndome humano.pic.twitter.com/YlpbUkDZCJ
Me ha venido a la memoria esa historia de Clarice Starling porque después de casi ocho años y cerca de 60.000 tuits publicados he empezado a despertarme por las noches pensando en ovejas y lobos.
Así que tengo que dejar de recordar incesantemente para mantener la cordura. Vamos que ha llegado la hora de seguir mi camino lejos de Twitter.
Ha sido un placer y un honor tener seguidores como Rosa Díez, Luis del Pino y Santiago Abascal. Quiero agradecer especialmente a Don Luis sus generosas interacciones, a Don Carlos Martínez Gorriarán sus interesantes respuestas y a Don Ramón de Veciana su apoyo sincero. Y, por supuesto, quiero dar las gracias a mis casi 2.800 seguidores por soportar mis obsesiones, mis exigencias y hasta mis impertinencias.
En cualquier caso, sepa usted que, si lo desea, aún podrá seguir soportándome a través de este blog. Porque para permanecer cuerdo también necesito compartir lo que veo en el camino. Aunque sólo sea el silencio de los corderos.
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